En esta obra, dos almas envejecidas se funden en un beso eterno, sus rostros blancos dibujados sobre un fondo oscuro como un negativo fotográfico. Sus ojos, aunque cerrados, parecen transmitir una profundidad de amor y comprensión que solo el paso del tiempo puede otorgar. Los rostros, llenos de arrugas y líneas de expresión, son un testimonio de una vida compartida, de alegrías y desafíos superados juntos.
A ambos lados de la pareja, dos cuarzos ágata, con sus tonalidades violetas y sus formas orgánicas, actúan como guardianes de este amor. Estas piedras, conocidas por su capacidad para armonizar y equilibrar, simbolizan la unión profunda y la conexión espiritual que une a esta pareja. Los ágatas, con sus bandas concéntricas que recuerdan a los anillos de los árboles, representan el crecimiento y la evolución de su amor a lo largo de los años.
La obra invita a reflexionar sobre la belleza del amor maduro, un amor que ha resistido la prueba del tiempo y que continúa floreciendo a pesar de las adversidades. Los cuarzos ágata, con su energía suave y protectora, envuelven a la pareja en un halo de serenidad y tranquilidad, creando una atmósfera de intimidad y complicidad.
Ágatas de amor
- 30 x 40 cm
- pintura acrílica
- cuarzo
