Perenne captura la atemporal belleza de la naturaleza en una danza entre lo orgánico y lo mineral. Fragmentos de madera, testigos silenciosos del paso del tiempo, abrazan ágatas vibrantes que parecen florecer desde su interior. Los tonos profundos y las formaciones cristalinas de las ágatas contrastan con la textura terrosa de la madera, sugiriendo una persistencia que trasciende las estaciones. Esta pieza evoca la idea de una belleza que perdura, un ciclo continuo donde la madera, aunque transformada, se une a la durabilidad de la piedra, creando una obra que se siente tanto antigua como eternamente presente.
Perenne
- 36 x 52 cm
- pedazo de tronco
- cuarzo























